Recomendaciones del idioma

víctima no es solo ‘víctima mortal’

El sustantivo víctima se refiere tanto a las personas que han sufrido un daño como a las que han muerto como consecuencia de él.

Sin embargo, se encuentran frases en las que este término se utiliza exclusivamente como sinónimo de víctima mortal, contraponiéndolo a herido, como si un herido no fuese una víctima también: “Recogida de pertenencias de las víctimas y heridos en el accidente” o “Familiares y amigos de víctimas y heridos de la tragedia”.

Como se indica en el Diccionario panhispánico de dudas, una víctima es tanto una ‘persona que padece daño’ como la que ‘ha muerto por causa ajena o fortuita’, por lo que en los ejemplos anteriores lo apropiado habría sido escribir “Recogida de pertenencias de fallecidos y heridos en el accidente”, “Familiares y amigos de víctimas mortales y heridos de la tragedia” o simplemente “… víctimas del accidente/de la tragedia”.

 

en pos de no es en pro de

La expresión en pos de significa ‘en busca de’, por lo que resulta inapropiado su uso en lugar de en pro de, que significa ‘en favor de’.

Ocasionalmente aparece usado de modo indebido en pos de sin el significado que le es propio, como en “El ministro de salud pública prosigue acciones en pos de la prevención” o “La asociación mostró sus originales iniciativas en pos del libro y la lectura”, ejemplos en los que habría sido más adecuado en pro de.

Sí es adecuado el uso de esta expresión en casos como “25 obras en pos de la máxima distinción que otorga anualmente el ICL” o “Dos profesionales en pos de la dirección del Centro”.

En ciertos contextos y por la proximidad de sus significados podrían usarse ambas, como en “Trabaja en pos/pro de la igualdad” (porque busca la igualdad y está en favor de ella). Sin embargo, no siempre es así, ya que, por ejemplo, si alguien se muestra en pro del Gobierno, lo apoya, mientras que si está en pos del Gobierno, quiere llegar a él.

 

ébola, escritura adecuada

La palabra ébola se escribe con inicial minúscula cuando se emplea de manera informal para referirse a la enfermedad causada por el virus del mismo nombre, pero con mayúscula tanto para aludir a este (virus del Ébola), como a la fiebre que produce (fiebre hemorrágica del Ébola) o al nombre completo de la enfermedad (enfermedad del Ébola).

Sin embargo, en los medios de comunicación es frecuente encontrar ejemplos como “El Ébola llega a Mali” o “La OMS confirma 86 muertes por virus de Ébola en Guinea”.

El virus del Ébola, causante de una enfermedad caracterizada por una ‘fiebre hemorrágica muy grave y fulminante’, recibe su nombre del río de la República Democrática del Congo en el que se aisló por primera vez. Por ello, se recomienda escribirlo con el artículo determinado en masculino como todos los nombres de ríos (virus del Ébola, no virus de Ébola), aunque, por influencia del inglés, aparece en ocasiones sin la preposición (virus Ébola), uso este que se desaconseja en español.

La Ortografía académica establece que en las denominaciones de enfermedades que incluyen un nombre propio se ha de respetar la mayúscula de este (enfermedad de Parkinson, mal de Alzheimer…). Pero añade que “cuando el nombre propio pasa por sí solo a designar la enfermedad, se convierte en un nombre común, que debe escribirse con minúscula inicial y someterse a las reglas ortográficas del español:  Su padre tenía párkinson; Trabaja en una fundación para la investigación del alzhéimer”.

Por eso, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir “El ébola llega a Mali” y “La OMS confirma 86 muertes por virus del Ébola en Guinea”.

Por su parte, la Real Academia Nacional de Medicina, en su Diccionario de términos médicos, recomienda que en textos médicos se utilicen siempre las denominaciones especializadas virus del Ébola, fiebre hemorrágica del Ébola o enfermedad del Ébola.

 

hercio, mejor con c y en minúscula

Los nombres hercio y kilohercio, que se aplican a unidades de frecuencia, se escriben preferiblemente castellanizados y en minúscula, mejor que con las grafías hertz, herzio o Hercio.

El Diccionario académico recoge hertz, pero prefiere hercio, por lo que esta última grafía es la más apropiada de conformidad con la norma ISO 80000, que establece que los nombres de las unidades dependen de cada lengua; en cambio, la Academia no recoge la forma herzio, que por ello se desaconseja. Con la adición de prefijos se forman otras unidades como el milihercio, el kilohercio y el megahercio.

Por otra parte, cuando el hercio equivale al ciclo por segundo, es impropio su uso en el contexto de hercio por segundo, que mezcla ambas expresiones y que no se corresponde con el sentido físico de la magnitud.

El símbolo del hercio es Hz y el del kilohercio es kHz, sin punto abreviativo, y con la ka en minúscula y la hache en mayúscula; no siguen las normas internacionales sobre la escritura de símbolos las formas khz o Khz.

Fuente: Fundéu BBVA
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